Más allá del resultadismo inherente al deporte de alta competición, todavía sigo alucinando con que un triatleta convencido como yo haya llegado hasta aquí. Buena parte de culpa tiene el gran Eloy Teruel.
Balón de oxígeno a nivel mental importante e ilusión por las nubes. Poca gente sabe lo que hemos tenido que pasar para llegar hasta aquí, pero una idea me queda clara: “siempre vale la pena luchar”
4º en la contrarreloj
6º en la ruta